Digo adiós a mi partitura divina
que me permitía tocar sin leer
adiós al sol céntrico, feliz
adiós enaguas rojas y negras
adiós a los testigos detrás de las puertas
a la cigüeña desplumada que salía de tu boca entreabierta
a los corazones para fumar marihuana con sabor a dulce de leche
a los enfermos mentales que fuí
cuando salté por esa ventana
a los cuadros doblados por las costuras de mis ojos
a la caprichosa lectura de ramas apiladas
esperando la fogata.
Viene un relieve
ojos en la oscuridad
Viene la siesta hecha de viento
soledad sin crueldad
un cementerio de luces lila
flores, árboles y terribles alucinaciones de infancias retorcidas
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